El Sueño
Elizabeth se encontraba sola, acostada en su cama, mirando el techo, decorado con finas estrellas negras, al igual que las flores de la pared, pintadas por ella misma. De a poco, con la mente en blanco, iba conciliando el sueño.
Se encontraba ahora en un bosque, sentada sobre un tronco caído. La luz se colaba por donde los arboles no alcanzaban a juntar sus ramas.
-Búscalo-dijo una voz. Elizabeth se sobresaltó.
-¿Buscar?
-Búscalo, el lo sabe.
-¿Quien lo sabe?¿Que sabe?-la voz de ella sonaba desesperada, invadida por las preguntas.
Pero la extraña voz no respondió. Es más, no volvió a hablar. Elizabeth se sentía confundida. Sentía que le habían encargado una misión, que debía resolver lo que le pedían. Pero no tenia idea de a quien buscar, ni de que era lo que esa persona sabia. Ya hace diez minutos que llovía, pero ella no sentía ni frió, ni se sentía húmeda.
Algo paso corriendo detrás de Elizabeth. Ella se asustó y saltó, quedando parada con el tronco a sus pies. El vestido blanco que llevaba ondeaba con la brisa, tan seco, como si no estuviera lloviendo. No vio nada, ni a izquierda, ni a derecha.
-Solo era un ciervo-murmuró,tratando de tranquilizarse.
Una mancha café volvió a pasar corriendo frente a sus ojos.
-Los ciervos no son tan rápidos-se alarmó Elizabeth.
Con la adrenalina recorriéndole las venas, salió corriendo en dirección contraria a la que había tomado la mancha.
Ahora se encontraba en una plaza, llena de gente. Vestida con unos tejanos y un polerón, se escabullía entre la gente. Estaba huyendo de algo. De repente, Elizabeth se paró. Ya no recordaba porqué corría. Empezó a caminar, tratando de averiguar porqué había tanta gente reunida. Se subió a una banca, pero no vio ningún concierto. Las personas tampoco tenían ningún tipo de cartel, o de mensaje grabado en su ropa, así que no era una manifestación.
Se acercó a un chico con el pelo castaño, que debía tener su edad.
-Disculpa,¿sabes por que estamos aquí?-le preguntó.
El la miró con cara de fastidio, se dio media vuelta y desapareció entre la multitud.
-Vaya, que amable-dijo Elizabeth, después de quedarse un rato pensando en la reacción del chico.
Camino un poco mas y se encontró con un gran agujero en el piso. De repente, todos empezaron a gritar.
Elizabeth se despertó y apago el despertador. No recordaba lo que había soñado y no lo recordaría en bastante tiempo.
Se vistió rapidamente con unos jeans negros y un polerón morado cerrado. Metió el block, con el que ayer había estado dibujando, en la mochila y se metió en en el baño, para poder peinarse. A los cinco minutos ya estaba abajo, en la cocina, tomando desayuno. Este consistía en una taza de leche, y una rebana de pan con mantequilla. Y si su mama estaba de humor, una manzana también.
-Adiós hija- le dijo su padre antes de salir por la puerta. Ella se limito a hacerle una seña con la mano.
Terminó su desayuno, tomó su mochila y se despidió de su mamá.
-Voy a llegar en la tarde- le informó a su madre.
-¿Porque?
-Voy de compras con Rosemary.
-Llega antes de las nueve.
Elizabeth asintió y luego salio por la puerta. Bajo la colina, hasta la calle, donde se encontraba el paradero. Se sentó en la banca de madera a esperar el bus. Aún no hacía mucho frío, ya que acaban de empezar el otoño.
Alguien se sentó junto a ella.
-Hola-dijo un chico rubio, de ojos cafés- Me llamo Darikson Leblanc. Tu eres Elizabeth ¿Verdad?
Ok, Primer capitulo. Ahi les deje una foto de como es, mas o menos Darikson. Ignoren el fondo.