sábado, 18 de junio de 2011

Campaña Bookcrossing en Chile


BookCrossing o BC (pronunciado becé) es la práctica de dejar libros en lugares públicos para que los recojan otros lectores, que después harán lo mismo. La idea es liberar libros "en la jungla" para que sean encontrados por otras personas.

Si alguien decide liberar un libro vía BookCrossing, tendrá que registrarlo para conseguir un BCID (número de identificación de BookCrossing) que será lo que identifique ese ejemplar concreto en la base de datos del sistema. Ese número de registro lo lleva el libro escrito, directamente en el interior de la cubierta, o bien en una etiqueta en la que se pide a la persona que lo encuentre que entre en la web de BookCrossing y escriba un pequeño apunte para notificar el hallazgo, y finalmente que suelte de nuevo el libro una vez lo haya terminado

En esta campaña, queremos dar a conocer el bookcrossing en Chile. Para unirte a la campaña, lo unico que debes hacer es poner esta imagen en tu blog, y enlazarla a este post. Tambien nos puedes seguir en Twitter, o en Facebook, como @BookcrossingChi o Bookcrossing Chile, respectivemente. Gracias por colaborar con nosotros, y por dar a conocer el Bookcrossing en Chile.
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sábado, 4 de junio de 2011

Seremos uno solo (Imagenes)


Otra imagen de Darikson Leblanc. Pelo rubio y ojos cafes. ¿No es un dios?

Seremos uno solo (I)

El Sueño

Elizabeth se encontraba sola, acostada en su cama, mirando el techo, decorado con finas estrellas negras, al igual que las flores de la pared, pintadas por ella misma. De a poco, con la mente en blanco, iba conciliando el sueño.

Se encontraba ahora en un bosque, sentada sobre un tronco caído. La luz se colaba por donde los arboles no alcanzaban a juntar sus ramas.

-Búscalo-dijo una voz. Elizabeth se sobresaltó.

-¿Buscar?

-Búscalo, el lo sabe.

-¿Quien lo sabe?¿Que sabe?-la voz de ella sonaba desesperada, invadida por las preguntas.

Pero la extraña voz no respondió. Es más, no volvió a hablar. Elizabeth se sentía confundida. Sentía que le habían encargado una misión, que debía resolver lo que le pedían. Pero no tenia idea de a quien buscar, ni de que era lo que esa persona sabia. Ya hace diez minutos que llovía, pero ella no sentía ni frió, ni se sentía húmeda.

Algo paso corriendo detrás de Elizabeth. Ella se asustó y saltó, quedando parada con el tronco a sus pies. El vestido blanco que llevaba ondeaba con la brisa, tan seco, como si no estuviera lloviendo. No vio nada, ni a izquierda, ni a derecha.

-Solo era un ciervo-murmuró,tratando de tranquilizarse.

Una mancha café volvió a pasar corriendo frente a sus ojos.

-Los ciervos no son tan rápidos-se alarmó Elizabeth.

Con la adrenalina recorriéndole las venas, salió corriendo en dirección contraria a la que había tomado la mancha.

Ahora se encontraba en una plaza, llena de gente. Vestida con unos tejanos y un polerón, se escabullía entre la gente. Estaba huyendo de algo. De repente, Elizabeth se paró. Ya no recordaba porqué corría. Empezó a caminar, tratando de averiguar porqué había tanta gente reunida. Se subió a una banca, pero no vio ningún concierto. Las personas tampoco tenían ningún tipo de cartel, o de mensaje grabado en su ropa, así que no era una manifestación.

Se acercó a un chico con el pelo castaño, que debía tener su edad.

-Disculpa,¿sabes por que estamos aquí?-le preguntó.

El la miró con cara de fastidio, se dio media vuelta y desapareció entre la multitud.

-Vaya, que amable-dijo Elizabeth, después de quedarse un rato pensando en la reacción del chico.

Camino un poco mas y se encontró con un gran agujero en el piso. De repente, todos empezaron a gritar.

Elizabeth se despertó y apago el despertador. No recordaba lo que había soñado y no lo recordaría en bastante tiempo.

Se vistió rapidamente con unos jeans negros y un polerón morado cerrado. Metió el block, con el que ayer había estado dibujando, en la mochila y se metió en en el baño, para poder peinarse. A los cinco minutos ya estaba abajo, en la cocina, tomando desayuno. Este consistía en una taza de leche, y una rebana de pan con mantequilla. Y si su mama estaba de humor, una manzana también.

-Adiós hija- le dijo su padre antes de salir por la puerta. Ella se limito a hacerle una seña con la mano.

Terminó su desayuno, tomó su mochila y se despidió de su mamá.

-Voy a llegar en la tarde- le informó a su madre.

-¿Porque?

-Voy de compras con Rosemary.

-Llega antes de las nueve.

Elizabeth asintió y luego salio por la puerta. Bajo la colina, hasta la calle, donde se encontraba el paradero. Se sentó en la banca de madera a esperar el bus. Aún no hacía mucho frío, ya que acaban de empezar el otoño.

Alguien se sentó junto a ella.

-Hola-dijo un chico rubio, de ojos cafés- Me llamo Darikson Leblanc. Tu eres Elizabeth ¿Verdad?
Ok, Primer capitulo. Ahi les deje una foto de como es, mas o menos Darikson. Ignoren el fondo.

Seremos uno solo (Prólogo)

Hay dos tipos de gente en este mundo. Los que son normales y los que no lo son. Claro que tu, lector, jamas veras a una persona del segundo grupo de gente. Se ven como tu, viven como tu y hasta se emparejan con gente como tu. Pero no son como tu.
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Elizabeth Randbrury-Rightmeister es una chica normal. Vive en una ciudad al norte de Inglaterra, en una hermosa casa blanca, rodeada de álamos. Ella tiene quince años. Si la conocieras, no necesitarías verla para saber que esta haciendo en este momento.
Se encuentra en una pieza pintada de verde, decorada afanosamente con flores negras, pintadas por Elizabeth. Ella esta sentada en un sillón de cuero negro, haciendo lo que siempre hace, dibujar. Tiene un block en su regazo, y su mano derecha se mueve agilmente sobre este formando hermosas figuras.

Es la hora del crepúsculo, y la luz ilumina la colina donde se encuentra la casa de Elizabeth. La luz entra a raudales por la ventana, creando reflejos rubios en el castaño pelo de la muchacha, haciéndolo contrastar con su tez blanca.

-¡Beth!-la llamo su madre desde el primer piso- ¡A merendar!

-¡Ya voy!-dijo al tiempo que suspiraba.

Se amarro el pelo en una coleta, y bajo rápidamente las escaleras hasta la cocina.

-¿Mermelada de fresa o durazno?-preguntó su madre con la cabeza metida en el refrigerador.

-Fresa.

Elizabeth se sentó en la mesa, y comenzó a tomar pequeños sorbos de té.

-¿Como va el colegio?-la animó a hablar su madre.

-Bien.

-¿No ha pasado nada?

-Nada.

-Ok, termina tu té, y lavas la taza-dijo, y salió de la cocina, con una taza de café en la mano.

Cinco minutos después, Elizabeth se encontraba paseando por su jardín. Desde ahí podía ver la siguiente casa. Nadie la había habitado en años, y luego, hace tres meses apareció esa misteriosa familia. Ella había visto al menor de lo cuatro hermanos en una de sus clases, literatura.

-Creo que se llama Darkson, o algo parecido-murmuro para si misma.

Se sentó bajo uno de los tanto álamos, que su bisabuelo había plantado en su juventud. Observaba a lo lejos la misteriosa casa, suponiendo las causas de la mudanza de sus nuevos vecinos.

Cosas (III)